sábado, 16 de marzo de 2019

DOS SOLES


Era una ronda mas. Salimos como todas las semanas a repartir frazadas y ahí estaban Lucia de 6 o 7 y Nachito de no más de 4. Desde que hago rondas es la primera vez que encuentro chicos tan chicos. Estaban en una plaza que por suerte tenía una especie de pérgola bastante tupida y los protegía del rocío de la noche. A medida que me iba acercando veo a Lucia que lo abrazaba a Nachito para que no tenga frío. Ni bien Lucia nos vio, se sobresaltó, soltó a Nachito y nos miró de frente. Temblaba de frío, o de miedo.
-Hola, cómo te llamas? Tranquila. No vamos a hacerte nada. Solo traemos frazadas y algo caliente para tomar.
-Lucia.
-Que lindo nombre. Y él? es tu hermanito? Como se llama?
-Nacho
-Están solos acá?
-Si. Mi mamá se fue al hospital y nos dijo que la esperáramos acá.

Ya no hice más preguntas, en mis rondas aprendí que la gente que sufre violencia o abuso, se escapa y por lo general, o teme o desconfía, y no se anima a decir la verdad. Me aseguré que estuvieran abrigados y me fui. Tuve miedo porque sabía que mentían pero no me animé a llamar a la policía. Esa noche casi no dormí. A la mañana siguiente de camino al trabajo volvía pasar y aun estaban ahí, dormían. Les deje un termo con leche caliente y seguí mi camino sin despertarlos. Nosotros salíamos todos los jueves por tiempo, dinero y ocupaciones pero no podía dejar a esos chicos así. La noche siguiente solo salí para verlos, les llevé algo de comer, de tomar y mas abrigo. Traté de conseguir más información.
-Hola Lucia como estas?
-Bien
-Tu mamá no volvió del hospital?
-No.
Hice un intento por llevarla aunque sea a la fundación.
-Querés venir conmigo y la esperamos en otro lado, en una casa?
-No. Me dijo que la esperemos acá.
-Pero está tardando. Como se llama tu mamá?
-Maria Laura Arriaga. Yo la quiero esperar acá.
-Bueno, yo te dejo este papel con mi teléfono. Si viene la policía o tu mamá decile que me llamen.
Le deje mi tarjeta y como la policía del barrio nos conoce, entendí que si pasaban por ahí me llamarían.
Esa noche volví a casa y me comía los codos. No podía dejar de pensar en los chicos ahí abandonados. Me senté en la compu y googlié su nombre en todas las variables posibles. De atrás para adelante y de adelante para atrás. No encontré nada. Como último recurso listé los hospitales de la zona donde estaban los chicos. El más próximo era el Muñiz pero a pocas cuadras estaban también el Neuropsiquiátrico, el Udaondo, el Materno Sarda y aun par de cuadras mas el Rawson. La lógica indicaba que había que empezar por el Muñiz. A la mañana siguiente me presenté con una chica que trabaja en la mesa de entrada y nos conoce de la fundación.
-Hola, como andas?
-Hola, bien y vos.
-Acá ando. Necesito un favor. Tengo un nombre y necesito saber si se atendió acá hace un par de días.
-Decime
-Arriaga Maria Laura
Casi al mismo tiempo que le decía el nombre iba tipeando en la compu del hospital.
-Acá está.
Existía, me alegré y pensé que al menos los chicos no mentían y que de seguro en el hospital tendrían datos que me permitieran encontrarla.
-Huu.
Me dijo mi amiga con cara de preocupación.
-Que pasó?
-Entró el Martes con un HIV muy avanzado, la internaron de urgencia y el Miércoles a la madrugada falleció.
Quedé shokeado, en todos los años de andar por la calle nunca me había pasado nada igual. No sabía qué hacer, como hablar con los chicos? Que decirles?. Consulté si había dejado algún dato de algún pariente o algo como para localizar a alguien de la familia. Nada, no había un solo indicio que me diera algo de información para saber de dónde venían. Ese día, avisé en el trabajo que no podría ir y me fui a la plaza a hablar con los chicos.
-Hola Lucia.
-Hola.
-Mirá, estuve por los hospitales buscando a tu mamá. Y en uno de ellos me dijeron que se atendió.
Mi cabeza buscaba las palabras indicadas para tratar de minimizar el dolor de esos chicos, balbuceaba y tartamudeaba sin poder dejar de mirarlos a los ojos. Cuando menos lo esperaba, Lucía me interrumpió.
-Se fue al cielo no?
-Si. En el hospital me dijeron que no pudo volver a saludarlos pero que les dejó muchos besos. Como sabías?
-Porque cuando mi papá se fue al cielo nos contó que cuando alguien se va al cielo se ve una estrella fugaz y la noche que mi mamá se fue al hospital yo vi una.
-Te acordás donde vivían? Queres ir a tu casa? Tenés algún pariente?
-Vivíamos en la calle los tres solos.
-Conozco gente que los puede ayudar. Querés venir conmigo?

Nachito hoy tiene 9 años y Lucia 12, Nachito va a la escuela y juega al futbol en la fundación. Ambos están en lista de adopción. Lucía, va a la escuela y quiere ser enfermera para atender a la gente que vive sola en la calle y que no haya chicos como Nachito y ella que se quedan sin mamá.
A veces los ejemplos vienen de donde menos te lo esperas.
A veces la realidad supera la ficción.


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