lunes, 30 de agosto de 2010

La moneda de Muqattam Parte I

No lo puedo creer, ya tengo el pasaje. Después de tantos años soñando con conocer Egipto, al fin viajaré.
Desde ese momento la ansiedad empezó a consumirme. Por cábala no había planificado el viaje hasta no tenerlo confirmado. Ahora, pasaje en mano, era el momento indicado para hacerlo sin dejar grano de arena por recorrer.
Al igual que en mis otros viajes, tenía pensado meterme en la historia del lugar y de su gente y no quedarme sólo con los lugares más tipicos. Obviamente, la visita a la esfinge de Kefrén y a las pirámides de Giza eran prioridad, aunque no absoluta. Empecé a investigar y buscar lugares no tan populares con alguna historia especial, y así fue que llegué a la iglesia de San Simeón “El Zapatero”.
Si bien el templo fue construido en 1974, hay una leyenda alrededor del lugar donde está construido. Se dice que entre los años 975 y 979 un sacerdote pidió a una multitud de fieles que repitan 400 veces sus palabras, y al hacerlo, la fuerza de sus plegarias hizo que la montaña de Muqattam se abriera y diera paso al lugar donde hoy está enclavada la iglesia. Esta historia me generó la necesidad de contratar un guía, para que mi paso por la iglesia fuera lo más provechoso posible. Gracias a ello, me enteré de algo que la leyenda no cuenta: La historia de como se pagó la obra.
Mi guía, un lugareño de baja estatura y ojos pardos, fue quien me la contó. Su relato se centraba en una nueva y atrapante leyenda, que no muchos conocen: “La leyenda de la Moneda de Muqattam”.
Al parecer, esta es una moneda mágica y fue con ella que se pagó la construcción del templo.
Si bien el lugareño no pudo precisar la fecha, me confesó que no hace mucho tiempo fue hallada en la iglesia, detrás de un altar, una caja con un pergamino y la mágica moneda. Según él, el pergamino explicaba como funciona la moneda.
“Esta moneda tiene el hechizo de otorgar, solo a quien la posee, el poder de ver el futuro de los últimos dos dueños que tuvo. Cada una de las caras de la moneda refleja el futuro de uno de los 2 anteriores dueños. Según el relato de mi guía, dicho poder sólo se manifiesta si el traspaso de la moneda de un dueño a otro, es fruto de la paga de un trabajo digno y honesto. La dádiva no encaja en ninguna de estas condiciones, por lo tanto, si es regalada sin representar la dignidad por el trabajo, el hechizo no funciona. Y si es utilizada para pagar una transacción deshonesta o utilizada con avaricia, el hechizo, además de no funcionar, descarga una maldición sobe quien la posea.
Dicha persona no sólo no podrá ver el futuro de los dueños anteriores, sino que la moneda le mostrará dos visiones de su propio destino, sin saber cual es la real. Así, una de las variables lo mostrará como una persona consagrada y feliz. La otra, en cambio, mostrará un final trágico y una muerte segura.
El poder de la moneda no puede ser confesado a nadie. Cuando alguien intenta hablar de ella, sus palabras pierden el sonido y nadie las escucha. El único que sabe del poder es quien la posee, ya que quien la tuvo, olvida todo al momento de entregarla, esbozó el guía ante mi atenta mirada.”

Continuará...

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