viernes, 17 de septiembre de 2010

La moneda de Muqattam Parte IV

Pasaron varias semanas y la tan preciada suerte no llegaba. Empezó a repasar los hechos y recuerdos y encontró que en ambas situaciones quienes tuvieron suerte ya no tenían la moneda. Entones pensó que por aún poseerla, la suerte no había llegado.
Inmediatamente comenzó a pensar en como hacer para desprenderse de la moneda.
-¿Pero si al entregarla no me llega la suerte y ya no la tengo?
Voy a entregarla sin perderla. Pensó.
La avaricia se apoderó de Yorgos y empezó a pensar en la forma de desprenderse de la moneda pero sin hacerlo. Debía ser muy meticuloso y calcular todo para que finalmente la moneda siguiera en su poder.
Después de desechar varias ideas, llegó a una que lo convenció y además le permitiría cobrarse lo que, para él, era una antigua deuda.
Namur había sido uno de los empleados de mayor confianza de Yorgos. Un buen día la hija de Namur enfermó y este pidió a Yorgos un adelanto de su salario para comprarle medicamentos. Yorgos no accedió. Namur recurrió a amigos y parientes y todos le obsequiaron dinero. Tanto, que le sobró y pudo abrir su propio negocio de construcción de embarcaciones. Al poco tiempo, Namur era el mayor competidor de Yorgos. Esto había causado mucho rencor en Yorgos y, si bien se hablaban, siempre quiso desquitarse. Que mejor entonces que pagarle con la moneda y quitársela sin que se dé cuenta.
Yorgos decide encargarle a Namur la construcción de una embarcación majestuosa con 6 camarotes. Pensaba pasear por el mundo en esa misma embarcación. Utilizó como excusa que tenía mucho trabajo y que no podría cumplir con el pedido. Le dijo que era para un cliente y que él cobraría el trabajo y vendría a pagárselo.
Cuando Namur terminó el trabajo, Yorgos fue a pagarle con aquella moneda. Había fabricado un pequeño saco que al tirar del cordón superior para cerrarlo descocía un hilo del fondo y este se abría de punta a punta. Esto haría caer la moneda.
Se reúnen en un bar. Yorgos toma la moneda con una mano y apoya el saco en la palma de la otra.
-Estimado Namur, esta es la paga por tu trabajo.
Yorgos coloca la moneda en el saco y con la misma mano tira del cordel para cerrarlo. Esto hizo que al abrirse el fondo del saco, la moneda quede en la mano de Yorgos. Muy rápidamente cierra la palma de su mano, le da el saco vacío a Namur y parte.
Inmediatamente Yorgos empezó a sentirse confuso. Su cabeza se empezó a llenar de imágenes. A diferencia de las veces anteriores, lo que veía era su futuro. Pensó que era lógico, dado que en definitiva era él quien había recibido la moneda.
Continuará...

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